Prestidigitador de días nublados
nacido para roer iglesias,
para nadar en Pablo de Rokha
qué ponemos en el plato
con la autoayuda del alcance
no hay jaula que desabroche
tanta luz para que otro brille
Pregunten al cura naúfrago en Areco
quiénes más deberían ser emparejados
en fuegos parejos y pisotones abrómicos,
pongan los consejos de Vargas,
sentador de opiniones políticas
para figurar en las narices del mundo,
quién salva, quién tiene más nariz
Hasta entonces guardo libros viejos
que ya no voy a leer
para arrojar desde la ventana
y salvar algunos del juego,
de Boedo y Florida los cuatro de Amadis,
algún diablo, Sin ruidos Ledesma
y el cancionero de Almafuerte Maldonado.
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